Cuando la integridad brilla… por su ausencia

Fernanda Hurtado

Hablar de integridad se ha puesto de moda, pero lamentablemente por situaciones opuestas a este concepto de profundo significado. Democracia Viva, Factop, el caso Audios, Cencosud e investigaciones por el mal uso de recursos municipales son algunos de los repudiables hechos que han abierto un debate al respecto, poniendo el tema en el ojo del huracán.

Algo está pasando. Pero más allá de las causas, que están siendo investigadas por la justicia y las autoridades competentes, existen organizaciones del ámbito público y privado que se preocuparon de hacer un autoexamen en materia de buenas prácticas, el cual aporta una valiosa radiografía. Así lo hicieron las 165 instituciones que participaron del Reconocimiento al Compromiso con la Integridad FGE, en el marco del cual aplicaron el Barómetro de Valores e Integridad Organizacional, encuesta que midió cómo sus colaboradores perciben el trabajo que están desarrollando al respecto.  

Hay miedos que afloraron en medio de las respuestas aportadas por más de 44 mil 500 trabajadores. Tres de cada diez dijo observar un riesgo significativo de que el lugar en el que se desempeña se vea envuelto en escándalos, corrupción o faltas a la integridad. Casi la mitad (49%) afirmó no estar seguro de si su organización ha aplicado sanciones por transgredir normas éticas, mientras que un 39% de quienes las han presenciado no las ha reportado.

¿Por qué no denuncian? Porque temen represalias y dudan si hacerlo tenga algún efecto (55%). También porque desconfían de la confidencialidad de los sistemas de reporte (47%). Cifras que invitan a reflexionar y que muestran flancos abiertos que deben ser reforzados.

Aunque también hubo buenas noticias. El estudio reveló que, en un año particularmente desafiante en materia de integridad como fue 2023, las organizaciones se preocuparon por capacitar a las personas. Un 78% aseguró haber participado en alguna actividad de este tipo, siendo la revisión de buenas prácticas, los mecanismos de denuncia de comportamientos antiéticos y la prevención de delitos las temáticas clave de estas instancias para construir una cultura de integridad corporativa.

Formar a las personas es relevante, pero este trabajo no puede circunscribirse sólo a la realización de talleres. La integridad demanda ser comunicada a partir de un tono fuerte y claro que debe venir desde la cima. Si bien un 72% de los encuestados afirmó que los directivos de su organización actúan de acuerdo a los valores dando el ejemplo y un 63% percibe que el Gobierno Corporativo comunica sobre ellos, se puede avanzar aún más al respecto.

Es posible dar nuevos pasos, como aquellos que están encaminando al Ministerio Público, institución que acaba de anunciar que está trabajando para fortalecer su probidad mapeando sus riesgos a través de la implementación de un programa de compliance y de la creación del cargo de oficial de cumplimiento. Una figura con la que ya cuenta el Banco Central desde 2022, organismo que sí ha medido la madurez de su cultura de integridad a través del Barómetro destacando el año pasado en la categoría Organizaciones no Empresariales del Reconocimiento.

No hay que ser una empresa para abordar estos temas y gestionar las buenas prácticas. Tampoco seguir esperando para activarse al respecto, pues a la luz de lo sucedido en el país se necesita urgentemente dar un golpe de timón. No podemos darnos el lujo de repetir las condenables situaciones ocurridas el año pasado.

Fernanda Hurtado

Gerente general de FGE